Nació en la Ciudad de Bahía Blanca. Aún niña junto a su madre que acababa de enviudar y sus hermanos, se trasladaron y radicaron en la ciudad de Río Gallegos, Ciudad esta que ella considera su lugar en el mundo. Sandra comenzó a trabajar muy joven. Apenas tenía 13 años cuando tiene su primer empleo como vendedora en una tienda de ropa. Años más tarde fue empleada y funcionaria municipal. Paralelamente, siempre en sus ratos libres se dedicaba a algo relacionado con “lo artístico”. Es así entonces, que desde los 17 años bailaba en un ballet municipal de folklore. Pero, siempre en el colectivo en el que se trasladaban, había alguien que desenfundaba la guitarra para entonar en barra, distintas canciones y a la hora de interpretar un tango, la llamaban a Sandra. Esto también ocurría en reuniones de amigos en las frías noches sureñas. En Marzo del año 1988, la escucha el maestro Manuel Ravallo (bandoneonista) hermano de la señora Estela Raval y sin dudarlo, la suma como única cantante a todas sus presentaciones, que no eran pocas, ya que se trataba de un excelente músico y sino el único que por décadas acompañó a todos los cantantes de tangos que pisaban tierra sureña.

A partir de aquel momento, Sandra era la artista local que estaba en todos los eventos de tango e inclusive, cuando visitaban el sur, artistas consagrados. Sus primeros años transcurrieron en la casona de sus abuelos. Cada Domingo, feriado, cumpleaños, fiestas, tenían como factor común un tocadiscos que dejaban sonar ininterrumpidamente “tango” en todos o cualquier rincón de la casa. Su padre bailaba muy bien el tango y en cada ocasión que se prestaba al baile, tomaba a Sandra de su mano y la llevaba al centro de la escena como su compañera de baile. Él partió de esta vida cuando Sandra aún era una niña... sin embargo, se encargó antes, de traspasarle a ella esa pasión, ese sentimiento, esa herencia que desde entonces corre por sus venas “EL TANGO”.

En 1998, la Municipalidad de Río Gallegos la distinguió a través de una Resolución del Honorable Concejo Deliberante, por votación unánime, como embajadora del tango de la patagonia. El sueño de Sandra es cantar hasta los cien años, no importa donde pero bien. Poder mirar a su público siempre con franqueza y transparencia. Volver a su tierra para volcar sus experiencias en todos los jóvenes sureños que, como ella alguna vez, sueñan con Buenos Aires. Pero más allá del mañana, insiste en vivir este presente con plenitud para recuperar aquella infancia feliz, junto a sus cuatro hijos: Alber, Lore, Facu y Jóse.

Hoy, además de ser una de las mejores cantantes femeninas del país, quien todas las noches se presenta en grandes locales tangueros, se entregó a un nuevo desafió : la conducción de POKER DE ASES DEL TANGO!.

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